jueves, 14 de enero de 2016

CUENTO COLABORATIVO

Cuento cooperativo: LOS CINCO EN EL MAR


Érase una vez un grupo de cinco niños que fueron a pasar el día a la playa. Tenían 12 años y todos sabían nadar. Jugaban en el mar con las olas y buceaban para ver las cosas que se podían encontrar en el fondo del mar, enterradas en la arena, imaginaban que podrían
encontrarse algún tesoro escondido. Buscaban entre los corales de miles de colores y muchos peces nadaban alrededor de los cinco amigos. Todos estaban ilusionados con encontrar monedas de oro de barcos antiguos que se hundieron en el mar.


Un  día  ese grupo de niños vieron algo que  brillaba. Después de unos días pensando qué podría ser, decidieron bajar con  la conclusión de que podría ser  un tesoro. Ya estaban preparados para  bajar pero se dieron cuenta  que estaba muy profundo y tuvieron que coger  unos buzos con todo el oxígeno que pudieron comprar. Tenían mucho miedo porque el mar estaba muy revuelto, pero al final decidieron bajar. Una vez abajo encontraron a un monstruo marino, de color verde y con dientes enormes, era el guardián de un gran tesoro. Los niños quisieron asustar al monstruo con linternas para que se apartara y poder coger el tesoro, pero era muy listo, llevaba allí muchos años y no se apartó. Entonces el monstruo les atacó, los cinco niños se apartaron , uno de ellos  le disparó un arpón, el monstruo salió herido de la aleta dorsal,  él salió  huyendo desangrado,   y así   los niños aprovecharon para coger el tesoro. Con mucho miedo los niños se fueron de ahí, pero faltaba un niño, entonces eran cuatro...Después de esa catástrofe los niños querían volver a buscar el tesoro, pero era imposible, con ese monstruo en sus cabezas no podían pensar. Decidieron ir al mar de vuelta hasta que…


De repente el monstruo como era muy listo puso un tesoro de pega. Los cuatro niños cuando lo abrieron, vieron que estaba vacío, se miraron los cuatro y pensaron… ¿quién es el afortunado que baja ahí otra vez? y decidieron bajar otra vez abajo. Cuando bajaron estaba el monstruo desmayado, había dos tesoros iguales, el pulpo se despertó y cogieron uno al azar.
Cuando subieron a la superficie el monstruo se reía pensaba que estos niños eran tontos. Siempre se llevaban el de mentira, pero cuando el monstruo se quiso dar cuenta ya no estaba el tesoro de verdad. Los niños se habían cogieron los dos se los llevaron a casa y quedaron para el día siguiente. Se pusieron a pensar qué hacer con el tesoro; después de mucho tiempo planeando se fueron a comprar. Después de comprar tres cositas se gastaron tres monedas, sentados en la orilla del mar otro monstruo salió del mar enfadado. El tesoro había desaparecido ¿qué habrá pasado?. Los niños fueron otra vez al mar y escondieron otro tesoro para que los monstruos lo pudieran encontrar. Se pusieron en la orilla a esperar, se hizo de noche y empezaron a oír unos ruidos extraños que salían de una cueva. Decidieron entrar a la cueva para investigar. Se encontraron con murciélagos y había un pasadizo secreto. Los niños decidieron entrar y todo estaba oscuro, había telarañas, arañas, ratas, etc. En el pasadizo hacía mucho frío y estaba a oscuras. Uno de los niños llevaba unas cerillas. Hicieron una antorcha con un palo y la encendieron. Al encenderla vieron unas marcas en el camino. Decidieron seguir las marcas del suelo hasta que llegaron a una puerta. La puerta no tenía cerradura. Al acercarse a ella se oyó un ruido muy fuerte y una piedra de roca les cerró el paso. La única manera de salir del pasadizo era abrir aquella puerta. Pero…¿cómo se abría si no tenía cerradura?.  


Los niños intentaron empujar la puerta pero no se habría. Entonces se les ocurrió que igual con la antorcha se abría pero no tuvieron suerte. Un niño se tiró a la puerta y como era un poco gordo, tiro la puerta abajo. Todos aplaudieron al niño pero tuvieron muy mala suerte porque había 20 ratas muy enfadadas. Un niño hizo como si fuera Hulk para intentar quitarse a las ratas de en medio. Pero al niño más listo se le ocurrió que si las asustaban con el fuego de la antorchas, huirían y les dejarían seguir su camino.  Así ocurrió, siguieron adelante y encontraron otro tesoro pero no sabían qué hacer, si cogerlo o no, ya que podrían salir más monstruos.


Al final decidieron cogerlo y encontraron la puerta, salieron. Cuando lo fueron a guardar con el otro, no pudieron porque había desapareció no sabían donde estaba. Después decidieron subir a la superficie e irse a descansar a sus casas. Cuando descansaron todos, quedaron para ir al mar a encontrar tesoros de nuevo. Bajaron y vieron una cosa rara. Parecía un tesoro, pero los niños no estaban seguros de lo que era. Bajaron a verlo desde más cerca y averiguaron qué era. Era una puerta con un código secreto. Era parecido al alfabeto de los egipcios. Tenía muchos dibujos. Entonces los niños se quedaron asombrados. Ellos con ganas de más misterios decidieron subir de nuevo a la superficie, a por la cámara acuática del niño más listo de los cuatro, para hacer fotos a la puerta e investigar los signos secretos. Cuando lo averiguaron, descifraron que había una llave escondida en la orilla del mar que abriría la puerta. Al día siguiente decidieron quedar todos en la plaza y desde  ahí, ir a la orilla del mar a intentar encontrar la llave escondida, que habían descifrado en la puerta de la cueva. Decidieron separarse en  dos grupos. Al cabo de una hora  un grupo encontró un mapa que señalaba donde estaba la llave.  Así que decidieron ir en busca de sus otros compañeros para descifrar entre todos el sitio donde señalaba la llave escondida. Decidieron llevarse el mapa a casa de un compañero. Estuvieron pensando y descubrieron una pista. Vieron que el camino que les señalaba, iba directo a una roca. Esta se situaba en una isleta que estaba muy cerca de la orilla del mar. Cuando llegaron a la isleta encontraron otro mapa que  ponía un recorrido alternativo por debajo  del mar. Allí encontraron un cofre gigante, por dentro tenía monedas de oro pero resultaba que el cofre era de un gigante marino que vino y les atacó. Intentaron detenerlo pero no podían. Idearon un plan, unos distraían al gigante mientras los otros buscaban la llave. Los que mejor nadaban empezaron hacerle la burla al gigante, a él no le gustaba y por eso les empezó a perseguir. Cuando estuvo un poco lejos el otro grupo empezó  a buscar la llave.  Miraron dentro del cofre pero no estaba allí. Buscaron debajo del cofre  y tampoco estaba. Los otros niños vieron que  el gigante tenía la llave. Decidieron  cambiar el plan, esperarían a que el gigante se echara la siesta para quitársela.
Al cabo de un rato y después de cantarle  una nana y un villancico se durmió. De los amigos había uno que era muy tranquilo y fue el encargado de coger  la llave. Estaba muerto de miedo pero la consiguió. Todos juntos volvieron a la orilla del mar para decidir qué hacer con ella porque después de tanta aventura no se acordaban de donde estaba el tesoro.


Al final recordaron dónde estaba el tesoro. Se dirigieron hacia allí. Era una cueva con una puerta secreta y la llave que habíamos encontrado encajaba en la cerradura. Todos muy nerviosos esperaban ver qué había dentro. Vieron un cofre, lo abrieron y dentro estaba lleno de cosas de oro, pero lo mejor fue encontrar a su amigo, junto al tesoro.

¡Y colorín colorete por la chimenea sale un cohete!

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